Venezuela vive horas extremadamente graves por el
intento de su oligarquía de forzar un golpe de Estado auspiciado abiertamente
por el imperialismo yanqui y sus aliados, aprovechando la profunda crisis
económica y social que vive el país y la debilidad del Gobierno de Maduro.
Detrás
de esta nueva intentona se encuentra EEUU, que siempre ha considerado
Latinoamérica y el Caribe como su patio trasero. La lista de golpes
reaccionarios auspiciados por el imperialismo yanqui y sus socios, es
interminable. A lo largo de la segunda
mitad del siglo XX y hasta nuestros días, la mano imperialista está detrás de
una larga serie de asonadas que provocaron sufrimientos incontables a la clase
obrera y los pueblos hermanos: Brasil y Bolivia (1964), Perú (1968), Chile y
Uruguay (1973), Argentina (1976), Paraguay (1989), Haití (2004), etc., son
otros tantos ejemplos. El propio ejército imperialista intervino directamente
en Cuba (Bahía Cochinos, 1961), la República Dominicana (1965-66), Panamá
(1989).
Hoy, el
agravamiento de la crisis capitalista está provocando la agudización de la
pelea comercial, política y también militar entre las grandes potencias
imperialistas, por ganar áreas de influencia. De Colombia nunca se fue y en
Chile, Argentina, etc., la derecha más reaccionaria y sumisa al dictado yanqui
está ocupando de nuevo los gobiernos, aprovechando las profundas
contradicciones que han terminado por derrumbar los experimentos de
transformación social comandados por la burguesía reformista, que en ningún
caso pusieron en cuestión el poder de las oligarquías nacionales.
Con
todo, y a pesar de las graves contradicciones del extenso movimiento reformista
que prometió un nuevo rumbo para las clases trabajadoras latinoamericanas de
una punta a otra del subcontinente sin cambiar de hecho la estructura de poder
en sus países, lo que está en juego ahora es la sumisión de los pueblos
hermanos a los dictados del imperialismo norteamericano, su sumisión a la
bota yanqui, y la imposición de la dictadura
descarnada del capital en todos ellos.
No, no
son los Bolsonaro, Macri, Piñera, Duque o Guaidó quienes van a traer la
justicia social y la paz a la región; su objetivo es otro: terminar con los
sueños de la pequeña y media burguesía e imponer de nuevo la dictadura
descarnada del capital. El ejemplo de Cuba prueba que sólo es posible sostener
los cambios sociales cuando se arrebata a la oligarquía los instrumentos de
control de la economía, y únicamente en la medida en que éstos se someten al
control popular.
En
España, los gobiernos monárquicos nunca han sido neutrales en Venezuela: la
amistad entre Felipe González y el campeón de la corrupción, Carlos Andrés
Pérez, que encabezó la privatización de empresas públicas venezolanas
provocando una crisis social de dramáticas consecuencias, tuvo su continuidad
en el apoyo del Gobierno Aznar al intento de Golpe Militar que sufrió Venezuela
en 2002. Tampoco lo son en estas dramáticas horas que vive el pueblo venezolano.
Los
trabajadores españoles no podemos, por lo tanto, ser neutrales. La declaración
del reaccionario Ministro de AA. EE., Josep Borrell, supeditando la posición
del estado monárquico a la decisión de la UE, viene a negar de nuevo la
soberanía del pueblo venezolano y santificar la injerencia imperialista en los
asuntos de ese país hermano, para dejar solo a su pueblo frente a las fuerzas
de la reacción y del imperialismo. Por su parte el dirigente nacional
reaccionario Casado, Presidente del PP,
quien hace unas semanas ofreciera a Trump la utilización de suelo
español como base permanente de los Comandos Sur y África del ejército yanqui,
ha declarado su pleno apoyo al Golpe reaccionario en marcha, solicitando
expresamente la intervención imperialista en los asuntos internos de Venezuela.
Las declaraciones de estos y otros servidores del capital, pretenden dar un
barniz de legitimidad a lo que no es sino una nueva injerencia del imperialismo
yanqui.
Debemos
combatir este nuevo intento de golpe reaccionario y expresar nuestra
solidaridad con los trabajadores y el pueblo venezolanos, a quienes se quiere
someter de nuevo al dictado del imperialismo y a la dictadura abierta de su
corrupta oligarquía.
Nuestro
Partido, expresa su pleno apoyo a los trabajadores venezolanos, a las
organizaciones revolucionarias y, de manera particular, a nuestro partido
hermano (Partido Comunista Marxista Leninista de Venezuela-PCMLV), que en las
más duras condiciones promueven un cambio real que garantice el control popular
del Estado.
¡ALTO A LA INTROMISIÓN IMPERIALISTA EN
VENEZUELA!
¡ALTO AL GOLPE DE ESTADO!
¡SOLIDARIDAD CON LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO DE
VENEZUELA!
24 de enero de 2019