OFENSIVA A FAVOR DEL GRAN CAPITAL PRIVADO
Dijimos en su momento que la ejecución de la «muerte cruzada» será utilizada por el gobierno para ejecutar, en lo que más pueda, su programa neoliberal y beneficiar al capital privado criollo e internacional, debido a que tiene en sus manos la posibilidad de emitir leyes económicas con carácter de urgente.
Se esmera en cumplir ese objetivo, pero no en atender necesidades básicas del pueblo y los graves problemas que afronta el país.
La privatización del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y el establecimiento de mayores requisitos para que los trabajadores alcancen la jubilación está entre sus prioridades; trabaja también por la privatización de distintas fases que integran el sector eléctrico, que provocaría el mayor encarecimiento de las tarifas que ahora pagan los consumidores; avanza en la entrega de concesiones mineras y pozos petroleros a empresas monopólicas internacionales; y, ha presentado la Ley de Reestructuración empresarial (ley de quiebras) que contiene mecanismos para precautelar los intereses de los empresarios y para que el Estado absorba las «pérdidas empresariales». Además continúan procesos privatizadores que iniciaron antes.
Mientras el gobierno de la burguesía quiere festinar a las empresas del Estado y asegurar los capitales privados, el país sigue sumido en una aguda crisis. La acción de la delincuencia organizada es imparable, hay crímenes que ya «no son noticia» porque se están convirtiendo cosa de todos los días; se alerta del impacto y los daños que El Niño podría provocar, pero los planes de contingencia no existen o se mueven con pies de plomo; no hay una política orientada a la creación de fuentes de empleo; la ejecución del presupuesto del Estado tiene bajos niveles, lo que se traduce en poca o ninguna obra pública, en la desatención de sectores claves como salud, educación, vivienda.
En un escenario político en el que la atención se va centrando en el proceso electoral, la gran burguesía cree es el mejor momento para asestar los nuevos golpes a los intereses de los trabajadores y el pueblo.
Pero esas intenciones no se acaban con el fin de la administración de Guillermo Lasso; buscan dar continuidad a su proyecto y, por eso, desde el gobierno trabajan con dos cartas: Otto Sonnenholzner y Fernando Villavicencio.
No es un secreto que desde Carondelet y desde las diferentes instituciones del Estado se mueven hilos, recursos para ayudar a uno y otro, expectantes de quien crece más en votación, para volcar hacia el todo el apoyo del aparato estatal y hacer frente a la candidatura de Yaku Pérez que, se constata, irá a la segunda vuelta.
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