Con
el propósito de apropiarse del petróleo de Venezuela, los Estados Unidos están promoviendo un cerco militar encubierto por
una supuesta "ayuda humanitaria". En este sentido, ha articulado el
apoyo incondicional de Colombia y Brasil, que cooperan militarmente con los
Estados Unidos, reciben asesoría y actúan en consonancia con la política de incentivar
un proceso de levantamiento armado promovido por la oposición y una gran
cantidad de mercenarios puestos en las
fronteras venezolanas.
El 4 de febrero, fueron convocadas manifestaciones en
Venezuela por los opositores para convulsionar al país y declarar al diputado
Juan Guaido presidente interino, tratando de dar un golpe contra las instituciones
y la elección ganada por Nicolás Maduro. Esta acción fue firmemente rechazada y
sufrió un gran fracaso, pues la inmensa mayoría del pueblo estuvo en las calles
para mantener al gobierno.
El vicepresidente de Brasil Hamilton Mourão es consciente que, en la actual situación, Maduro mantiene
el mando del país. En este sentido, el gobierno brasileño, actúa como fiel agente del imperialismo
fascista de los Estados Unidos. Lo que debería hacer el gobierno de Bolsonaro
es explicar la conexión de su gobierno con las milicias armadas en Río de
Janeiro, comandadas por sus hijos, que promueven asesinatos, extorsiones y
lavado de dinero.
El gobierno
venezolano promovió el cierre de las fronteras con Colombia, Brasil y las
Antillas Holandesas para impedir que esos países sirvan de instrumentos de los
Estados Unidos para el envío de armas y equipos para establecer una guerra
civil a favor del imperialismo. En ese momento, Juan Guaidó se reune en la
fronteras, apoyado por militares de estos países y de los Estados Unidos,
insuflando camiones cerrados con supuesta ayuda humanitaria forzando la entrada
en Venezuela. De hecho, el papel de
Colombia es brutal en este escenario, ya que este país tiene desde hace
mucho tiempo un búnker de los Estados Unidos, entregan su territorio para
implantar la inmensa base militar estadounidense.
También
actúa con el paramilitarismo clandestino para reprimir a los movimientos
sociales y la guerrilla colombiana. No es extraño que en este país se presente
una acción sumisa al imperialismo. Estados Unidos a través de Pence se reunió
con los presidentes de sur America, para promover las presiones y establecer medidas
duras contra Venezuela.
Se
preparan ideológicamente para defender el falso "humanitarismo" para
promover un cerco mediático e insuflar la guerra. También ese representante se
reunió con Mourão para exigir una mayor intervención de Brasil en la cuestión
venezolana. Quieren poner sus ejércitos y
transformar nuestro país en una base
militar, como ocurre hoy con Colombia. ¿Qué moral tienen los Estados Unidos para
hablar en ayuda humanitaria? ¡No! Se trata de un país imperialista, que
intenta, a toda costa, promover una intervención militar, preferentemente indirecta,
la cual tenga sus costos asombrados por países dependientes y sumisos, como
Brasil y Colombia.
Este
"humanitarismo" de EEUU es el mismo que él ha promovido en Iraq, en Libia, en Afganistán, donde realizaron
verdaderas masacres para retirar gobiernos y mantener el control del petróleo
en la región. Son asesinos que apoyan atrocidades en Palestina,
promovidas por Israel, e intentan, a toda costa, persuadir a los
estadounidenses para promover la segregación
racial.
El
23 de febrero, el pueblo salió a las calles en todas las ciudades del país para
defender su soberanía y su independencia. El presidente venezolano afirmó: "Mi
vida está consagrada totalmente a la defensa de la patria en cualquier circunstancia,
yo me no doblaré, jamás me rendiré, defenderé mi patria con mi propia vida si es necesario
defenderla. Quiero que sepan, es una orden que doy al pueblo, es una orden que
doy a los militares y a todas las Fuerzas Armadas Bolivarianas, si reciben noticias
que hicieron algo a Nicolás Maduro, salgan a las calles en la unión
cívico-militar para hacer una gran revolución proletaria y socialista”.
Las
manifestaciones de la oposición fueron débiles y no alcanzaron su objetivo, que
era solicitar la anticipación del referéndum para juzgar la permanencia o no de
Maduro. , los gobiernos bolivarianos fueron muy atigrados, promoviendo reformas
sociales importantes, como el rescate de PDVSA-Petróleo de Venezuela,
colocándola al servicio de la política del gobierno para la creación de
universidades, ampliación de la política la salud pública y el programa de
vivienda popular. También hicieron la estatización de otros sectores como la
empresa de cemento. El problema es que paró todo este proceso y el proceso
revolucionario no fue hacia adelante para implantar verdaderamente el
socialismo.
De esta forma, la patria bolivariana quedó
dependiente del petróleo y rehén del comercio internacional, que, como sabemos,
los Estados Unidos tienen un enorme peso,
que practica todo tipo de sabotaje e influye en el precio internacional del petróleo
negativamente. Controlando Iraq, Afganistán, Libia y con alianza estratégica
con Arabia Saudita, Estados Unidos tiene la situación de control del precio del
petróleo. Tienen una producción interna con petróleo de esquisto, retirado de
las rocas, que totalizó cerca de dos millones de barriles por día el año
pasado, haciendo la producción de petróleo total de Estados Unidos que se ha
convertido en un alza del 32% en cinco años. Como se dijo al principio, por más
que los Estados Unidos controlen el petróleo, la guerra contra la Venezuela
tiene el objetivo principal de someter el " país, retirar su soberanía y
apoderarse de sus fuentes de petróleo, que son las más grandes reservas del mundo.
Como
sabemos, el petróleo es, sin duda, la más importante materia prima mundial,
siendo fundamental para el imperialismo estadounidense mantener este monopolio
absoluto. Debemos repudiar la posición brasileña tomada por el Gobierno de Bolsonaro,
que de manera vergonzosa apoya a estos intereses oscuros de los Estados Unidos por el dominio
del petróleo.
Esta
posición lleva lamentablemente a Brasil a una situación de sumisión, sin que
tenga ninguno de sus problemas en juego. La aparición del incentivo a la violencia, trabajando con
los medios de comunicación para alcanzar apoyo popular a un conflicto, es, por
consiguiente, la preparación para la guerra.
No podemos aceptar que ocurra en Brasil una mancha
más en su historia, de actuar cobardemente contra un país soberano e independiente,
como la cruel guerra contra Paraguay en 1864, la Triple Alianza entre Brasil,
Argentina y Uruguay promovió esa guerra deshumana, que mató casi toda la población
adulta masculina de Paraguay. En la ocasión, fuimos instrumento del imperio
inglés, que quería la guerra para alcanzar sus intereses. ¿Y ahora, seremos usados por
los Estados Unidos contra un pueblo vecino? Claro que eso es un absurdo
y no puede ser aceptado
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